Al que mal hace, nunca le falta achaque.

Al que mal hace, nunca le falta achaque.
Denuncia que el malintencionado siempre halla excusas para justificar sus acciones. Hasta don Juan Tenorio, después de sus devaneos, dijo aquello: «Llamé al cielo, y no me oyó, / y pues sus puertas me cierra, / de mis pasos en la tierra / responda el cielo, y no yo.».

Diccionario de dichos y refranes. 2000.

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